SEGUNDO MANDAMIENTO: NO TE HARÁS UNA IMAGEN NI NINGUNA SEMEJANZA...
Esto significa que no debemos tener ni hacernos un dios a nuestra conveniencia, ni con nuestras manos ni en nuestra mente. Yo fui culpable de esto. Yo hice un dios a mi conveniencia. A mi dios nunca le importó si yo decía una mentirita piadosa por aquí o por allá... de hecho, este dios no existía. Él sólo era un producto de mi imaginación, una ''imagen'' que yo moldeé para que se adaptara a mí. ¿Es su Dios el que se revela en la Santa Escritura? Si no, entonces usted ha hecho un dios que se adapta a usted... y ha cometido el pecado más antiguo en el Libro. Las Escrituras advierten que ningún idólatra entrará en el Reino de los Cielos.
~Kirk Cameron.
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